Viernes 13: ¿Por qué nos da tanto miedo la mala suerte?
El viernes 13, esa fecha que parece marcar con un halo de misterio el calendario, ha sido protagonista de innumerables historias, leyendas y hasta películas de terror que nos mantienen al borde del asiento. En Europa y Estados Unidos, cuando llega este día, es casi inevitable que una sensación de inquietud cruce por nuestras mentes. Tal vez no somos supersticiosos, pero algo en el ambiente cambia. ¿Te ha pasado alguna vez? Es como si el universo, en su juego cósmico, decidiera ponernos a prueba. Pero, ¿de dónde viene esta fascinación —y temor— por el viernes 13? ¿Qué hace que esta fecha despierte tantos susurros y precauciones? Vamos a explorar, lo que realmente esconde esta fecha tan enigmática. Te prometo que cuando llegues al final de esta historia, tu visión del viernes 13 cambiará por completo. El mito comienza: 13 invitados y un traidor Para entender por qué el número 13 tiene tan mala fama, tenemos que remontarnos siglos atrás. Desde la antigua mitología nórdica hasta las leyendas bíblicas, este número ha adquirido un aire de mal augurio. En las culturas antiguas, el número 12 siempre fue considerado perfecto: 12 meses en el año, 12 signos del zodiaco, 12 apóstoles. El número 13, en cambio, rompe con esa perfección. Es la anomalía, lo inesperado, lo que desequilibra el orden establecido. Es lo que viene después de lo completo, lo que nos saca de la estabilidad. Una de las historias más conocidas que refuerzan la superstición alrededor del 13 es, sin dudas, la Última Cena. Jesús cenó con sus 12 apóstoles, y entre ellos estaba Judas, el traidor. Este detalle no menor, el hecho de que fueran 13 personas en la mesa, es el que ha alimentado durante siglos la creencia de que tener 13 invitados es un mal augurio. Pero el 13 no es el único culpable de la fama de esta fecha. La crucifixión de Jesús ocurrió un viernes, y esa combinación —viernes y 13— quedó grabada en la historia como una fecha temida. En la mitología nórdica, por ejemplo, se cuenta que Loki, el dios del engaño, fue el decimotercer invitado no deseado a una cena en el Valhalla, el salón de los héroes. Su llegada trajo el caos, culminando en la muerte de Balder, el dios de la luz y la bondad. Este mito resuena profundamente en el inconsciente colectivo, asociando el número 13 con el desorden y la oscuridad. Las tragedias que perpetuaron el mito A lo largo de la historia, esta fecha ha sido testigo de una serie de eventos trágicos que no han hecho más que alimentar el mito. Uno de los ejemplos más famosos es el viernes 13 de octubre de 1307, cuando el rey Felipe IV de Francia ordenó la captura y ejecución de los Caballeros Templarios. Este grupo poderoso y místico fue acusado de herejía y otros crímenes, y su caída ese día quedó grabada en la memoria colectiva como una fecha maldita. Pero la lista no termina ahí. En 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en los Andes un viernes 13, en un evento que luego sería conocido como el «Milagro de los Andes». Los sobrevivientes enfrentaron circunstancias extremas, y su historia de supervivencia le dio aún más peso a la creencia de que esta fecha estaba destinada al desastre. Más cerca en el tiempo, el viernes 13 de noviembre de 2015, París fue sacudida por una serie de atentados terroristas que dejaron una cicatriz profunda en la ciudad. Este tipo de eventos, coincidiendo con el viernes 13, han fortalecido la superstición y nos han llevado a preguntarnos: ¿hay algo en esta fecha que realmente atrae la desgracia? La psicología detrás del viernes 13 Ahora bien, ¿es el viernes 13 realmente un día maldito o es simplemente nuestra mente la que crea esta sensación de fatalidad? Como psicóloga, te diría que gran parte de lo que tememos en esta fecha viene de lo que se conoce como pensamiento mágico. Las supersticiones son una manera en la que nuestra mente intenta darle sentido a lo inexplicable. Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre, y las supersticiones nos ofrecen una especie de manual de instrucciones para navegar lo que no podemos controlar. El viernes 13 es un excelente ejemplo de cómo funciona este mecanismo. Le atribuimos a este día el poder de causar desgracias porque, en lo profundo de nuestra psique, queremos creer que podemos identificar patrones en el caos de la vida. Si sabemos que el viernes 13 es un mal día, podemos prepararnos, protegernos, evitarlo. Es una forma de sentir que tenemos control sobre el destino, cuando, en realidad, el destino tiene su propio ritmo. Supersticiones y tabúes alrededor del viernes 13 Para muchos, el viernes 13 está cargado de rituales y advertencias. No es raro escuchar recomendaciones como «no viajar», «evitar reuniones de 13 personas», o «no pasar por debajo de una escalera». Estas supersticiones, que parecen triviales, nos muestran la necesidad humana de controlar lo incontrolable. Es una especie de refugio mental: si evito esto, me protegeré de aquello. Sin embargo, si lo vemos desde una perspectiva espiritual, el viernes 13 nos invita a hacer una pausa. Es un día para estar atentos a nuestras energías, a nuestras intenciones y a cómo nos relacionamos con el mundo. La clave está en no dejarnos atrapar por el miedo, sino en utilizar este día como un recordatorio para reconectar con nuestra intuición, para alinearnos con nuestros ciclos internos y encontrar equilibrio en el caos. ¿Cómo podemos transformar la energía del viernes 13? Ahora que entendemos de dónde viene el temor al viernes 13, te propongo algo diferente: ¿y si en lugar de temerlo, lo utilizamos a nuestro favor? El viernes 13, con toda su carga energética, puede ser una oportunidad para transformarnos, para liberarnos de viejos patrones y enfrentarnos a lo que más nos asusta. De ahora en más La próxima vez que el calendario marque un viernes 13, en lugar de esconderte bajo las
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